domingo, 22 de enero de 2012

Ab initio

Sí, lo sé, tal vez el título debería ser "Ab initio magistrae", pero los principios lo son tanto profesionales como personales, así que he optado por la opción que os aparece. Casi todos los días me acuerdo de cómo empecé mi trayectoria como profesora de la Conselleria d'Educació i Cultura de les Illes Balears. Antes ya había hecho mis pinitos como profesora de ELE (Español como Lengua Extranjera) y como profesora de repaso de 1º y 2º de bachillerato, pero no como profesora a tiempo completo.

La llamada llegó el 29 de septiembre de 2009, mientras estaba trabajando en el despacho de la Dra. Rallo, en la UIB. A Lucrecia, mi profe y mi jefa, y un amor de persona, siempre le sorprendía que, teniendo ante mí opciones de seguir estudiando el máster/doctorado y tener una beca de investigación más o menos estable, deseara y prefiriera irme a dar clases a un instituto de secundaria, por eso, cuando oyó la llamada, fue la primera que esbozó una sonrisa. Yo estaba temblando, puesto que mi vida iba a dar un cambio radical. Entre la alegría y la tristeza, y la escasez de tiempo para reaccionar, me despedí del proyecto sobre el vocalismo balear en el que estaba inmersa y partí hacia Capità Salom (hoy Alfons el Magnànim) a recoger mi carta de presentación para el nombramiento. Mi nuevo destino era el IES Mossèn Alcover de Manacor.

Hasta aquí todo muy bonito, hecha un manojo de nervios pero muy ilusionada por la tarea que se presentaba ante mí. El día 30 por la mañana mi madre me acompañó a Manacor, a unos 30 km de mi pueblo, ya que debía presentarme en el centro a las 8 de la mañana. Aunque salimos con muchísimo tiempo de sobras, el aguacero que se cernía sobre Mallorca hizo que llegara más bien justita, pero en hora. Nos costó encontrar el centro, pero al final dimos con él. Al bajar del coche lo primero que hice fue dirigirme a conserjería (¡qué sería de los profesores sin las conserjes!), y les dije que era la nueva sustituta de lengua. Sus caritas sonrientes se iluminaron y me recibieron con mucho cariño, y luego me presentaron a la que sería mi compañera, Catalina M. Os reproduzco lo que vino a ser aquel diálogo bajo la lluvia, bajo sendos paraguas, en la entrada de un instituto de planta antigua:

- Hola, som na Isabel, sa substituta de F.V.E. M'han dit que m'he d'adreçar a tu, i bé, aquí estic!
- Què bé!!!!! T'esperàvem!! Què bé que t'hagin enviat tan aviat!! Bé, deus saber què ets cap d'estudis, no?

Mi cara aquí se convirtió en un poema, y Catalina parecía no entender muy bien por qué, puesto que ella permanecía feliz y sonriente ante mí.

- Jo, és que jo... jo és el primer pic que faig feina!
- Idò t'estrenaràs "a lo grande", no et preocupis! Només ets cap d'estudis de primer cicle!



Y tan a lo grande, que me estrené... En un macrocentro de 1200 alumnos cuyas aulas, de lo grande que era el edificio, no llegué a conocer del todo. Creo que esa mañana fui el juguete de todos. Todo el mundo se reía compadecía de mí a la vez que me daban muchos ánimos. El aprendizaje fue forzoso y exprés, pero muy agradable gracias a todos mis compañeros, y muy especialmente de Catalina -que era jefa de estudios adjunta de 2º ciclo-, quien me tenía una paciencia de aúpa. Margalida, otra compañera, en este caso adjunta de bachillerato, con cada palabra mía se asombraba más. Os puedo garantizar que, pese a la cantidad ingente de trabajo a la que nos enfrentábamos, siempre teníamos un momentito para reír.

Quien sí tenía más paciencia que el Santo Job era el Jefe de Estudios General del turno diurno, Tomeu, a quien sorprendían todos mis complementos en rosa y decía que mi bolso era como el de Barbie: móvil rosa, cartera rosa, MP4 rosa, libretita rosa, boli rosa... Nuestra otra Jefa de Estudios, esta vez del turno vespertino, era Josefina, una afable profesora de latín que se encargaba siempre de poner orden y de hacer que las reuniones fueran rápidas. Miquel, el secretario, creo que aún se ríe cada vez que le mencionan mi nombre. También os tengo que hablar de las orientadoras, o, como decíamos, "ses Margalides d'orientació"; creo que en mi vida he visto un Dpto. de Orientación tan organizado, tan estricto, que iba tan al grano y que no toleraba estupideces ni victimismo por parte de los alumnos, eran dos chicas dulcísimas, pero férreas defensoras del esfuerzo personal y de la disciplina para conseguir logros, algo que hoy en día escasea en muchos centros.

Todo el mundo se preguntará el porqué de tantas risas. No es que fuera un poco payasita, que quizá también, sino que en esa breve sustitución de un trimestre se dieron diversas casualidades graciosas:

1. Me llevaba EXACTAMENTE 40 años con la persona a la que sustituía, Francisca, una mujer muy resuelta que me dio varios trucos que he usado siempre y me han ido muy bien. 40 años exactos, de 18 de diciembre a 18 de diciembre.

2. Según dicen las malas lenguas, las dos tenemos un carácter fuerte y somos algo "marimandonas". Tanto es así que me llegaron a preguntar si era su hija, me decían que era su clon y me apodaron "Júnior". Soy de la opinión de que si te encomiendan un trabajo te tienes que comprometer con el al 100%. Es difícil llegar a un lugar nuevo y ponerte a mandar e imponer orden en los alumnos, incluso a veces está mal visto, pero es que, señores, ¡para eso me pagaban!

3. La gente no daba crédito a que una bicheja de 23 años, recién llegada al centro, recién licenciada y con el CAP, novatilla, de metro y medio, llegara y se pusiera a trabajar como si siempre hubiera estado ahí. Pues qué queréis que os diga, a mí no me sorprende nada, es lo que hacen todos los interinos de sustitución cada vez que llegan a un centro.

Como veréis, me he dejado a alguien en el tintero, el capitán del barco, el comandante de la nave: el director. Desafortunadamente Jaume ya no se encuentra con nosotros, y por eso he querido dejar su recuerdo para el final. Jaume era una persona campechana, simpática, amiga de todo el mundo, conciliadora, que se hacía el tonto para captar más información de quienes le rodeaban y poderlos ayudar de la manera más eficiente.

Jaume, detrás de su apariencia de señor mayor de pueblo que no se quería jubilar porque amaba su profesión, escondía una mente privilegiada, un acervo cultural impresionante y una conversación amena y divertida de la que siempre sacabas algo y en la que no sabías si se hacía el tonto o se reía de ti, algo que le encantaba, baste con decir que fue él quien me puso el apodo de "Júnior". Jaume era el director modelo que defendía a sus profesores, adoraba a sus alumnos y disfrutaba de hablar con las entidades que colaboraban con el centro (desde las familias a la Policía Nacional).

Otro día os seguiré hablando de él y de por qué su recuerdo es para mí siempre un aliciente para continuar adelante, pase lo que pase. Seguro que desde donde esté se ríe con cada una de mis meteduras de pata, y espero que también alabe mis aciertos, puesto que para mí, y creo que para todos mis compañeros, él siempre fue un modelo a seguir y en el cual fijarse para no desmoronarnos a lo largo de la carrera docente, con sus alegrías y sus penas. Jaume fue, sobre todo, un modelo de trabajo bien hecho hasta el fin de sus días.


Así amaneció la barrera del instituto tras la muerte del Director, a quienes los alumnos adoraban.

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