domingo, 20 de mayo de 2012

Sonreír es gratis.

De acuerdo, sé que no cuadra mucho el título de este post con lo borde que puedo llegar a ser. Eso sí, cuando quiero -y/o cuando me pagan por ello- soy un encanto de criatura. Quienes me conocen pueden dar fe de ello.

Como buena profesora interina, he comprado acciones en Air Nostrum este fin de semana he ido a ver a mi madre a Mallorca. Para ir fui en un turbohélice nuevo, novísimo; de hecho, pensé que sólo nos lo estaban enseñando y que en cualquier momento nos harían bajar para subir a una chatarra. Eso sí, ¡se movió más que el Dragon Khan! (O como se escriba). Para volver nos metieron en un cacharro, como era de esperar. Hasta ahí todo muy bien. El problema lo encontré en el control del aeropuerto de Palma.

No, no pité, no me tuve que descalzar ni desvestir ni nada de nada. Como sabréis, interislas y VIP en el aeropuerto de PMI pasan un control diferenciado que suele tener un solo arco y, por ende, mucha menos gente. Eso creía yo. 30 minutos de cola. Entre que había mucha gente que reunía esas dos condiciones y que algún espabilado de facturación se había equivocado, aquello parecía Punta Ballena en pleno agosto.

Gracias a que un chico de los que acompañan a los pasajeros que van en silla de ruedas dio cuatro voces intentando guiar a la muchedumbre algunos retrocedieron, pero los guardias de seguridad ni se inmutaban. Como ya sabéis que yo me meto en todos los "fregaos", les pedí que por favor guiaran a la gente, que vivimos del turismo y esto da muy mala imagen. Se supone que son ellos -o su empresa- quienes deben decir a los pasajeros por qué arco pasan. Obviamente -y para cualquier persona en su sano juicio- es mejor avisar de ellos antes de que se formen colas y, por supuesto, antes de que la gente esté preparada para pasar. Pues no, esta gente no piensa (sólo sé que piensa una guardia de seguridad del aeropuerto de Mahón, y porque fue alumna mía -de las buenas).


Acabaremos así.


Que me voy por los cerros de Úbeda. Después de decirles que explicaran a la gente por dónde tenían que pasar o a dónde se tenían que dirigir -cosa que NO hicieron en ningún momento-, va una y me suelta: es que estoy cansada de decirlo y lo tendría que repetir cada cinco minutos. ¿Perdón? ¿No se supone que te pagan para eso y para decir algo así como "monedascinturonesmóvilesordenadoresenlabandeja" en su versión más indescrifrable? A todo esto, la cara de vinagre que tenían era indescriptible, y lo era hasta tal punto que les dije que sonreír es gratis y que dar explicaciones también -además de ser su trabajo-.

Ésta es la imagen que damos al turismo en una isla que vive de ello... ¡Penoso! Y claro, después atacan a la educación pública... Tal vez porque quieren que el pueblo sea, en su conjunto, unos borregos ineptos y faltos de iniciativa lógica como los del control de seguridad B-VIP del aeropuerto de Palma.

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Por cierto, hoy he aprendido dónde está Jeddah, y que desde Mallorca hay un vuelo directo. ¡Esos sí que deben ser VIP!

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