jueves, 4 de abril de 2013

Juicios paralelos

Que todos éramos médicos o que todos éramos profesores ya lo sabíamos. Cualquiera te recomienda un fármaco que va bien para tal o para cual dolencia y, cómo no, todos estamos en posesión de la verdad absoluta al hablar de educación... Yo no sé ni para qué estudiamos ni para qué nos formamos. Lo mismo sucede en otros ámbitos, aunque aquél en el que ocurre de una manera descarada, de escarnio público y harto humillante es el de la justicia. Sí, señores. Ahora todos somos jueces.

No, amigos, no hablo de que eso de que todos y cada uno tenemos nuestra opinión acerca de algo y que actuaríamos de la manera que creyéramos más oportuna. No es a eso a lo que me refiero. En este caso me centro en aquellos juicios reales que tienen una repercusión mediática -mayor o menor-. El problema no es sólo que todo el proceso y todos los implicados aparezcan señalados públicamente -aun sin que se sepa si son inocentes o culpables-, sino que también, por parte del pueblo, se produce un juicio paralelo.

No hablo de Bárcenas ni de sobres, sino de los cuatro desgraciadicos que ponen de cabeza de turco o que tuvieron la desgracia de tener algunos tropezones en su vida. Los pueblos te sentencian antes de que se te impute delito alguno. A fin de cuentas, si se habla de esa persona es por algo, ¿no? ¡Cuánto daño que se puede hacer con eso! Y no es un daño momentáneo, no, es un -mal- prestigio y una  -mala- imagen que pueden perdurar años aun a sabiendas de que todo lo que se dijo fuera falso. Y aunque no lo fuera, parece que "la opinión general", se equivoque o no, es la que vale.

Cierto es que la justicia en este país está totalmente carente precisamente de eso, de justicia, pero el daño moral y familiar que pueden llegar a hacer las malas lenguas es casi irreparable. Ahí está, aunque se sobrelleve, no se borra. Aunque podamos dar nuestra opinión sobre cualquier hecho... ¿por qué no nos ponemos a pensar en las consecuencias que pueden acarrear a terceros nuestras palabras -o incluso invenciones-?

Justicia muy laxa con unos y muy severa con otros, lenguas viperinas y sociedades aún por madurar forman el trinomio perfecto para destrozar la vida a una persona, sea o no verdad lo que se dice de ella. Y así nos luce el pelo, que pagamos el paro a Bárcenas y queremos encarcelar a la mamá que se encontró con una tarjeta y fue a hacer una compra para sus hijos. Así nos luce el pelo...

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