sábado, 19 de octubre de 2013

Se acerca el invierno.

Bueno, vale, no. Con el solaco que cae y con los más de 25 grados de día nadie diría que se acerca el invierno. Aun así, cual Stark, yo me preparo. ¿A que son cucas mis zapatillas nuevas?















martes, 15 de octubre de 2013

Ahora no, mi neurona necesita hacer puenting,

Y hoy, que tengo tiempo, no sé qué escribir. Cosas que pasan. Aunque estoy bastante bien en el trabajo, echo mucho de menos la vida de instituto. Mucho. Ahora ya no tengo chiquimonsters (creo que a mis actuales alumnos los bautizaré como "maximonsters", pero no tiene la misma gracia), ya no me encargo de dar regañinas sobre cómo sentarse (¿o sí?) ni de recordar que en clase se tienen que quitar la gorra (¿o sí?) y de que deben guardar márgenes (¿o sí?).

Aunque eche de menos la revolución hormonal adolescente de los institutos, la verdad es que todos los alumnos son iguales: Les dices que hagan una cosa y hacen justo lo contrario. No falla. En estas primeras semanas he podido comprobar que no es que no entiendan lo que leen, no, ¡es que ni siquiera lo leen! ¿Cómo van a saber cómo se hace una actividad si no leen el enunciado? Pero es que claro, leer harto difícil, una ardua tarea que no merece la pena ni cuando nos cuelan una cláusula abusiva en la hipoteca. Y así nos luce el pelo. Somos la vergüenza educativa del mundo occidental y aún creo que el estudio se queda corto.   

Como mis maximonsters son adultos, tengo que limitarme con lo que digo, pero así, que yo recuerde, sólo he tenido ganas de matar a dos. El primero, pobrecico, no tiene remedio, pero lo queremos igual; ya veremos qué hacemos con él. El segundo hace algo que no soporto: asaltarme en los cambios de clase haciendo que llegue tarde y no permitirme ir al baño / comer / descansar. Los descansos, como no son lectivos ni reuniones, no se pagan, así que no se los pienso regalar a nadie, y menos si me asaltan entre clases, y mucho menos aún si me paran por la calle en mi tiempo libre. Anda, majo/-a, si quieres algo, o vienes en las horas disponibles que tengo o me mandas un e-mail, que sabes que contesto a diario, así que no tienes excusa. No me molestes cuando estoy descansando. Yo tampoco te molesto a ti cuando fumas en el patio o hablas con tus compañeros. 

No, no es que no quiera atenderlos, no me malinterpretéis que os conozco. Los quiero atender, pero en condiciones: en el lugar adecuado y en el momento adecuado, con todos los materiales cerca y con tranquilidad. Es mucho mejor para todos y, sobre todo, "es lo que toca".

Por cierto, el profesor de la autoescuela sigue vivo y el coche sigue entero. Ni pa' Dios controlo los pedales. Seguiremos informando.