lunes, 3 de marzo de 2014

Las lágrimas más amargas

Hoy se acaba un puente que ha durado cuatro fabulosos días. Digo fabulosos por decir algo, ya me entendéis. Con cada regreso a Menorca no dejo de sentir esa congoja que hace que siempre tenga una lagrimita ahí, a punto de escaparse. Viviendo en Mallorca tengo más vuelos a Alemania que a Menorca, así que tan "extranjero" es para mí un lugar como otro, salvando las distancias, que ya sabéis que hay gente que sólo entiende lo que le da la gana entender.

El día antes de tener que cambiar de isla por primera vez en Cine de Barrio -ese programa de TVE que ya está tan desvirtuado- echaban la película El Emigrante, con Juanito Valderrama. La situación era irónica y no sabía si reír o llorar, porque uno se enfrenta a lo desconocido siempre con cierto temor. Obviamente no es lo mismo emigrar por trabajo ahora que antes, ¿o sí? La cuestión es que uno se va de casa por compromisos laborales y depende de multitud de factores y transportes para poder regresar. Por no hablar del dineral que se lleva Iberia.

Aquí os dejo la canción del emigrante, que por muy denostada que esté, no dejaba de ser en su día una malinterpretada crítica al franquismo por los estragos sociales que su política autárquica provocaba (pero ya sabéis que éstos, como otros muchos, sólo entienden lo que les conviene). A ver quién es el valiente que no se emociona.


Ya volviendo a nuestros días, hace unos meses se propagó por internet el vídeo "Las lágrimas más amargas". No tiene desperdicio. ¡Fabuloso! Espero que un día sean otros quienes tengan que derramar esas lágrimas y que les duela, al menos, una décima parte de lo que les duele a todas las madres ver partir a sus hijos a tierra extraña. 


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