viernes, 28 de agosto de 2015

Historia de un verano - Parte III

La reunión de esta nuestra comunidad.

Para qué os voy a explicar qué pasa en este tipo de reuniones si todos lo sabéis. Aun así, os voy a poner un poco en antecedentes y os comento algunos de los propietarios que formamos parte de esta nuestra comunidad. A saber:

  • Mi madre. Con esto os lo digo todo. 
  • Los cuquis, que son los nuevos. Han comprado un piso y han hecho obra. Les han pasado muchas putadas y me dan pena, pero me he cagado en el puto ruido de las obras también han fastidiado un poquillo con el ruido de las obras. 
  • El alemán que no se entera de nada, y al que se lo tengo que traducir todo. No me molesta hacerlo. Me regaló una botella de vino. El alemán es bien. 
  • La señora mayor que pierde un poco de fuelle. Está encantada con los cuquis, sus nuevos vecinos, y con los niños de la comunidad.
  • La guerrera. Este año ha estado muy suave, pues el amor ha llegado a su hogar. La verdad es que no es mala vecina, todo hay que decirlo. 
  • Los cuquis de pueblo. A estos los quiero mucho, porque son igual de cuquis que los nuevos, pero sin palets. 
  • El presidente, un abuelo jubileta que tiene mucho tiempo y mucha energía para llevar toda esta mandanga. 
  • EL MOROSO. El higo de fruta del moroso. Es MAL. Muy mal. 
Con todo este panorama, ya os podéis imaginar cómo fueron las cosas. Sólo os diré que casi se arma la tercera guerra mundial y que yo salí de allí con las piernas temblando. 



Pero no os creáis que somos una comunidad de poca monta, no... ¡Nosotros estamos a la altura de Desengaño, 21 y de Mirador de Montepinar! ¡Que tenemos hasta unos hierbas! Lo mejor de la comunidad, sin duda, son los cafés y aperitivos con los vecinos. Para todo lo demás: mastercard o matar al moroso. 

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