sábado, 13 de febrero de 2016

Carta al director: los titiriteros y el (mal) ejemplo a los niños

Ahora que ya los han soltado y, oh, sorpresa, como les han requisado las marionetas en cuestión, el juez opina que no hay riesgo de reincidencia (lo voy a dejar aquí), os comparto la carta al director que mandé al Diario de Mallorca (publicada el miércoles 10 de febrero) y al periódico Última Hora (publicada el jueves 11). El problema, señores, no es la posible apología del terrorismo, sino que fueron unos inconscientes al representar ante niños una obra que bien sabían que no era apta para menores. Ya basta de defender lo indefendible porque mire, en los tiempos que corren, pues parece que queda bien. Oiga: NO.


"Estos días las redes sociales arden a cuentas de un espectáculo de títeres poco afortunado que se representó en Madrid enmarcado en las celebraciones del Carnaval. No voy a entrar a discutir la política cultural del ayuntamiento de la capital de España, que empieza eliminando toda religiosidad de un acto básicamente religioso como la cabalgata de Reyes y acaba por no saber a quién contrata para llevar a cabo una función de títeres para niños.

¿Es que nadie se ha dado cuenta (ni fiscales ni jueces) de que la mayor salvajada que hicieron los titiriteros no fue la pancarta de “Gora Alka-ETA”, que mira, allá ellos, sino que la expusieran en una obrita de guiñoles PARA NIÑOS? Una obra que a todas luces rezumaba crueldad y era de todo menos apta para menores. La encuadraron en unos actos de carnaval para niños y ellos mismos no tuvieron el más mínimo pudor en representarla ante el público infantil, a sabiendas de lo que era. Aquí hay un delito mucho más grave que el enaltecimiento del terrorismo, si cabe, y es el atentado contra las libertades y los derechos de los menores.

Recordad que quienes primero estuvieron atemorizados y llorando fueron los niños, no ellos en la cárcel. Hubo decenas de familias que luego tuvieron que lidiar con explicaciones y niños que seguramente seguirán pensando en las salvajadas que vieron. Los que tienen hijos y los que, como yo, nos dedicamos al mundo de la educación sabemos cuán difícil es lidiar con escenas impactantes a ciertas edades: pesadillas, repetición de patrones, imitación…

Los titiriteros podrían haber cancelado la función y haber explicado a los presentes que la programación de esa obra en ese horario y en ese entorno era un malentendido. Pero no: prefirieron representarla a toda costa. Espero que su interés fuera sólo cobrar, y no alguna otra cosa mucho más oscura como la utilización de una fiesta popular -para menores- con fines poco… adecuados. El que sólo ve lo del terrorismo es un necio al que se le olvida lo más importante: LOS NIÑOS.

A quienes defienden a ultranza a los titiriteros detenidos y encarcelados alegando que ellos sólo hacían una sátira y que eso forma parte de la libertad de expresión les recuerdo varias cosas: 1. Las libertades de uno acaban donde empiezan los derechos de los demás. 2. Los que tanto han criticado la politización e instrumentalización de los actos públicos son quienes ahora están haciendo lo mismo, e incluso con más inquina. 3. No sirve de excusa que digan que no sabían a quién o qué contrataban. Se les paga para saberlo. 4. Al ver el público infantil y que se trataba de un error, los titiriteros pudieron haber cancelado la función. Pudieron haberlo evitado. Y no lo hicieron."

Isabel Pascual.

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